La sobrasada ibicenca tiene una historia centenaria. Es a partir del siglo XVI cuando las familias y los diferentes pueblos de la isla utilizan la técnica del salado para conservar mejor los alimentos después de la matanza del cerdo. Al poco tiempo se le añadió el pimentón, lo que le da el color rojo característico.

Hasta hace poco todas las casas campesinas tenían un pequeño rebaño de entre ocho y diez ovejas que servían para limpiar el campo de malas hierbas y abonar la tierra. Pero el traspaso generacional a estas viviendas ha sido nulo, y en los últimos veinte años la población de 20.000 cabezas se ha reducido a la mitad.

Actualmente se trabaja en el reconocimiento del porc negre eivissenc, este tipo de cerdo, al igual que el ibérico, tiene la grasa infiltrada en la carne, lo que le da una mayor calidad. y del conejo de Eivissa engordados con elementos propios del campo ibicenco.

Con el fin de no perder nuestra historia y tradiciones es que decidimos unirnos.